jueves, 4 de noviembre de 2010

EL FALSO NACIONALISMO


Lo que no se nombra…



Por LAURA CAROLINA CALDERÓN R.


El siglo XX, sin duda fue testigo de una de las épocas más gloriosas de las músicas Colombianas y de los aires tradicionales. Fue este el momento en que los compositores e intérpretes tuvieron una gran popularidad, sus obras eran cantadas y tocadas y se produjeron los registros sonoros o grabaciones, donde las diferentes casas disqueras apostaron sus inversiones, como lo fue la “Sonolux”. (Entre 1940 y 1970, aunque también comenzó una interesante transformación de las músicas colombianas en los 80´s con el auge de los festivales de música colombiana. Aunque no voy a profundizar en ello, bien vale la pena mencionarlo).

En la década del 40 se promueve un movimiento nacionalista a partir de la música colombiana por parte del Estado central y la clase dominante. Intento que coincidió con la expansión capitalista impulsada por la bonanza cafetera, el tímido proceso de modernización de algunos aspectos de la vida social y cultural del país así como con la irrupción de la radio como medio masivo de comunicación.
Entre 1930 y 1970 ocurre el “boom” de los duetos. Dos voces, un tiple y una guitarra o dos voces con guitarra y requinto. Las voces eran muy recias y sonoras, manejaban una armonía muy simple: uno hacía la primera y otro la tercera, llamada comúnmente la segunda voz. (John Jairo Torres de la Pava)

¿Es posible que tan promulgado nacionalismo que contiene la música Colombiana especialmente a finales del siglo XX y en sus momentos de mayor celebridad, no solo aparezca como un sentimiento de identidad con el “territorio, su cultura y su variable histórica”, sino que tras ello se oculte un patrioterismo (confundido con patriotismo) malsano y que se conserve la conveniencia para ese estado (establecimiento político institucional) y esas clases dominantes (de las que habla John Torres de la Pava)? En suma, ¿Qué puede haber detrás del contenido de la música colombiana nacionalista y de carácter patriotero?

Dilucidar el contenido de la pregunta se presta a tantas consideraciones de diverso orden, que su completo desarrollo no podría ser objeto de este solo ensayo. Básteme en consecuencia, tratarlo de manera bastante sintética.

Para responder esta pregunta, me basaré entonces en algunos momentos concretos de finales del siglo XX, teniendo como referencia especialmente los bambucos “Colombia es amor” del compositor Jacinto Monroy y “Soy colombiano” de Rafael Godoy, entre otras referencias.

En primer lugar me quiero referir a algunas consideraciones previas acerca de lo que se puede tomar por “patrioterismo”: No se debe confundir con “patriotismo”, ya que el patrioterismo, se remite a la vanagloria de supuestos triunfos o logros y desconoce tajantemente cualquier crítica, acusando como antipatriotas a quienes se atreven a criticar los destinos de nuestra nación, “los patrioteros no ven el bosque, por que los árboles no los dejan, a ellos todo se les vuelve paisaje, no entienden ni de razones o argumentos, en ellos es constante "intentar demostrar un ridículo orgullo nacionalista" a toda costa, sin siquiera separar conceptos tan básicos como estado, nación o territorio; desde luego , si no son capaces de digerir tan básicos conceptos, muchos menos entenderán el concepto de "raza" y todo lo tocante a este( cultura, tradición, identidad, racismo, eugenesia...)”



Si aterrizamos todo esto a la música colombiana, veremos que es muy común encontrar letras de canciones que hablan de “la patria”, del paisaje (que definitivamente es sorprendente y muy bello en este territorio), de los emblemas y símbolos nacionales y todo lo que pueda representar y producir orgullo patrio. Lo cual no está mal, porque (según algunas teorías sociológicas), la vida social de los hombres, tiene total efecto sobre la música y viceversa. Por lo tanto el nacionalismo musical, es un fenómeno casi que universal, seguramente cada “nación” del mundo hace música nacionalista, cuenta sus realidades por medio de la música y además en sus propias músicas y formas de hacer música, como es claro que por ejemplo el bambuco ocupa un lugar primordial dentro de la galería de sonidos nacionales a pesar de tener una influencia directa de los sonidos de España, lo cual no debe ser extraño, ya que no existe el “purismo” en ninguna música.

El problema aparece cuando se encuentra también que muchas de estas letras de música colombiana, acuden al tipo de figuras patrioteristas que ya había mencionado. Es el caso del bambuco “Colombia es amor”, (que entre otras cosas me recuerda la campaña dirigida por el estado colombiano llamada “Colombia es pasión”). Que busca fomentar un supuesto "patriotismo", en el cual se hace alarde de supuestos "triunfos", creería yo totalmente ajenos al autentico sentido de patria,
Se hace alarde de triunfos de compatriotas en otros países (deportistas por lo general), Alarde del himno nacional, alarde de… En fin, mejor vean ustedes…

COLOMBIA ES AMOR
Usted que empuña con ganas,
entre sus dos manos la bandera colombiana,
que sabe entonar, su Himno Nacional,
cuando alguno triunfa en una nación extraña.

No vaya a olvidar,
por lejos que esté,
que esta tierra linda,
es de sumercé.
Digan lo que digan,
Colombia es amor,
y no hay otra tierra como esta,
como está mejor.
Y no hay otra tierra como esta,
como está mejor.

Usted que es buen colombiano,
que nació al arrullo de bambucos y guabinas,
que sintió vibrar en su corazón,
una serenata de canciones muy sentidas.

Usted que vive entre flores,
aquí en esta tierra de las verdes esmeraldas,
que puso el señor de Muzo y Chivor,
bajo la corteza de sus empinadas faldas.

Puede que también nos recuerde cosas muy bellas, cuando habla de las flores por ejemplo, recuerdo a Luz Marina Posada (cantante y compositora de música colombiana, a quien yo respeto mucho por su verdadero compromiso con la “patria”) con su “canción de amor entre mi patria y yo” refiriéndose a la patria canta: “más no sé qué ofrecer por no verla padecer, aunque ella oculte su tristeza entre mil flores”… Pero aquí, en “Colombia es amor” el tono es otro, las flores no las muestra como un símbolo de esperanza, sino como la representación de una especie de “paraíso”, lo cual, creo yo, es bastante patriotero, por su carácter distractivo, quiero decir, que este tipo de contenidos distraen las realidades, las distorsionan, buscan una apariencia. (O tal vez yo esté exagerando un poco y definitivamente es que son tan horribles las realidades, que el compositor quiera jugarse una trampa, un engaño en el que exista realmente un paraíso de nación).

Pero veamos el otro ejemplo:
SOY COLOMBIANO
Autor: Rafael Godoy
Ritmo: Bambuco

A mi deme un aguardiente,
Un aguardiente de caña,
De las cañas de mis valles
Y el anís de mis montañas.
No me dé trago extranjero
Que es caro y no sabe a bueno,
Porque yo quiero siempre
Lo de mi tierra primero.
Ay! que orgullosos me siento
De haber nacido en mí pueblo.
A mi cánteme un bambuco
De esos que llegan al alma,
Cantos que ya me alegraban
Cuando apenas decía mama.
Lo demás será bonito
Pero el corazón no salta,
Como cuando a mi me cantan
Una canción colombiana.
Ay! que orgullosos me siento
De haber nacido en mí patria.
Y para mi una muchacha
Apeladita, morena,
O una rubia de ojos claros
De suave piel montadora.
Muchachas, música y trago
(¿Sexo, drogas y rock and roll?)
De la sierra o de mi llano.
Ay! que orgulloso me siento
De ser un buen colombiano.
Ay! que orgulloso me siento
De ser un buen colombiano.

No se vaya a mal interpretar pues mi intensión, al mostrar estas canciones, yo respeto mucho a este compositor, que entre otras también compuso “Pasito”, “Arrejuntaditos”, que son bambucos de alta calidad musical, no tengo nada en contra de él, ya que la propaganda de este bambuco la hicieron otras personas y con otras intensiones... Más adelante, podré desarrollar mejor esta idea. Pero sí quiero dejar una inquietud abierta aquí, yo me pregunto si esta canción resume lo que es ser colombiano y de lo que un colombiano debería sentirse orgulloso…

Pero, existe una interesante polémica sobre el nacionalismo, ya que parece tener un carácter dual de perspectiva, puede ser un sentimiento que identifica a las personas con un Territorio (teniendo en cuenta los procesos culturales que se dan dentro de lo local), o una convención que “artificia” la noción de pertenencia a un Estado, sin importar que los sonidos sean fruto del devenir histórico de las comunidades pertenecientes a Colombia.

Es posible que esa expresión patriotera que encontramos en buen número de letras de la música colombiana nacionalista, obedezca a ciertos imaginarios colectivos del devenir histórico, también - hay que decirlo- es, especialmente en la contemporaneidad, un fenómeno en el que el pueblo ingenuamente cree, en un proyecto político, económico, social, cultural, territorial, etc. Donde el patrioterismo es una estrategia o herramienta que el establecimiento (La institución en sentido estricto, el aparato gubernamental, las clases dominantes), utiliza para mantenerse y lograr la quietud y el apaciguamiento de los pueblos, es decir, el patriotismo, como identidad nacional, crea un ambiente de conformidad y orgullo con el establecimiento y todo su aparato, donde sucede que nos pueden hablar de soberanía nacional y nosotros creemos que aquí hay una soberanía, cuando si uno se acerca a cualquier lugar del país, encuentra realidades totalmente lejanas y contrarias con lo que debería saberse por soberanía y un término tan mal usado en Colombia como la “dignidad de vida”, entonces, para el imaginario colectivo, es digno y motivo de orgullo, las formas de vida en nuestro país. Tal parece que en Colombia, quien no se identifica con el establecimiento, es tildado de antipatriota y es casi un completo pecador.

A groso modo, realmente lo que hay aquí es un falso nacionalismo, donde se cree en una aparente patria, que muchas veces se revela como realmente es a pesar de los esfuerzos por no dejarla ver. Yo, me siento orgullosa de haber nacido en un territorio tan infinitamente bello y contrastante, diverso, multicultural; me identifico con la música colombiana, bambucos, guabinas, torbellinos, pasillos, músicas de las costas, llaneras, etc. Porque son músicas muy hermosas y ricas. Pero no me identifico con el tipo de políticas impuestas en estos pueblos, con las injusticias propias del fenómeno retardatario también impuesto, pero sobre todo, no me identifico, con el hecho de promulgar una falsa patria, la “patria paraíso” donde todo es perfecto, aparentemente no ocurre nada porque nadie lo cuenta, nadie lo nombra y bien es sabido, que lo único que no existe es lo que no se nombra.

Así pues, la invitación es para las nuevas generaciones de músicos, a pensarnos mucho más la música colombiana, el país, y comenzar a nombrar por medio de la música, nuestras realidades, lo decididamente hermoso de esta patria y también, lo que no se nombra…
Bibliografía.

- John Jairo Torres de la Pava. Art. La música andina colombiana en los últimos 30 años.
- ABADÍA, Morales Guillermo
- Guillermo Uribe Olguín. Art. Vida de un músico colombiano.
- Víctor Valera. Art. Reflexiones sobre el nacionalismo musical en Latinoamérica
- Manuel Bernal Martínez. Ensayo: De el bambuco a los bambucos.

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