jueves, 4 de noviembre de 2010

ACERCA DE LA MUSICA ANDINA COLOMBIANA




Por Ronald Marín

Hablar del origen de cualquier música en Colombia es hablar de la mezcla de elementos característicos de tres culturas principalmente: la aborigen americana, la española, y la africana.

Los españoles además de su cultura de origen nos traen también influencias árabes y romanas.
Los aportes culturales africanos nos han llegado en dos épocas y condiciones sociales distintas. Los primeros, se iniciaron con los rabes del norte del África y su invasión y dominación de España (siglo VIII al XV D.C.); los españoles asimilaron durante 800 años buena parte de la cultura afro-árabe y luego nos transmitieron esos valores culturales a partir del siglo XV D.C.
Los segundos aportes se iniciaron a partir del siglo XVI con la llegada de los esclavos africanos, recibiendo nosotros su influencia en forma directa. Dada la destinacion de los esclavos (minería, ganadería y agricultura), los sectores de los ríos magdalena y cauca y la costa pacifica.

Se podría decir que los aires musicales de la zona andina en su mayoría son transformaciones de otros ritmos.
Ej.:

Pasillo
El pasillo es el aire y la danza de la libertad, pues se gestó como expresión de alegría durante el periodo de la independencia de España. Es el encuentro entre dos ritmos y danzas de origen opuesto: el torbellino de nuestros indígenas y el vals europeo. Son diversas las versiones sobre el origen del nombre de “pasillo”, pero las más repetidas coincidencias de concepto a este respecto son las que hablan del baile en pequeños pasos, o “pasillos”.

El pasillo es uno de los ritmos más colombianos y un símbolo de mestizaje indo-europeo. Es un ritmo que se encuentra en casi todas las zonas geográficas del país, con gran autenticidad folclórica en cada una de ellas, lo cual se refleja en el uso de su propia organología, sus figuras y peculiares estilos. En el departamento de Caldas, se encuentran las siguientes modalidades de pasillo: toriao, arriao, boliao, arrebatao, a lo desconfiao, sarandiao, a lo acostao y marcao.
En la interpretación del pasillo hay dos tipos representativos:
1. El pasillo fiestero, más conocido en las fiestas populares, bailes de casorio, bailes de garrote, y asimismo el más ejecutado por las bandas de música en las fiestas de los pueblos, juegos de pólvora, retretas pueblerinas, corridas de toros, etc.
Coreografía: si es cierto que el pasillo de salón tomó gran parte de sus figuras y pasos de los bailes europeos de la época (vals, polea, minué, valenciana), también es cierto que el pasillo fiestero tomó algunos elementos y desechó otros de su antecesor, el pasillo de salón. En esta variante se conserva aún su constante giro circular, su valseo, la posición original de agarrado de pareja, pero incorpora otros matices criollos, como el movimiento resaltante de los hombros y la cabeza, algunas posturas de agarrada y formas de tomarse de los brazos para realizar un constante zarandeo.
Vestuario: la mujer generalmente lleva trajes de una sola pieza, en tonos muy vistosos, en ocasiones lleva alpargatas, pero es más común que bailen descazas, usan dos o tres enaguas y calzonarias y prefieren el adorno de cintas de ilusión. A partir de la década de 1870, fecha en la que el cultivo de café empezó a florecer en este departamento y a desplazar las costumbres de los cañeros, comenzaron a presentarse cambios notables en el comportamiento del hombre caldense occidental, el café trajo consigo elementos del hombre antioqueño que se arraigaron también en esta comunidad: las alpargatas, el carriel, el sombrero de iraca, las cubiertas con 40 ramales y una presentación más pulcra en el vestir de los habitantes.

2. El pasillo de salón, típico de los climas fríos, se interpretaba de una manera más viva y ágil y los bailarines encontraban un argumento para darle más movilidad a los cuerpos y a la vez subir los ánimos decaídos de otras clases de bailes. El pasillo de salón se desarrolla en Manizales hacia 1870 durante los grandes agasajos ofrecidos en honor a sus fundadores y en donde se tocaban una gran variedad de pasillos de carácter muy lírico y composición magistral, autoría de los más notables caldenses y algunos llegados del Valle del Cauca.
Coreografía: de las figuras clásicas de los valses, se formó una figura que quizá es la más marcada en el pasillo, el valseo, en donde ambos, frente a frente, y el hombre tomando a la dama por la cintura, marcan los compases a lado y lado, o a veces atrás y adelante. También del vals retomó el balanceo que consiste en un giro constante y equilibrado entre hombre y mujer alrededor de todo el escenario o en algunas ocasiones sobre el eje de la pareja. Poco a poco la costumbre de acelerar el vals para imprimirle mayor alegría y libertad en las fiestas, fue liberando este ritmo de las influencias europeas; en este cambio de ritmo comenzó el verdadero nacimiento del pasillo como aire y danza autónoma, siempre basado en el compás de ¾. De la mazurca tomó los clásicos espejos, posición de brazos entrelazados, de la danza tomó las filas, los callejones y la figura predominante del pasillo: giros amplios en círculo, que definen la estructura principal de esta danza.
Vestuario: las damas de clase alta se ataviaban con trajes finos, generalmente importados de Europa con telas de bretaña, terciopelo o tafetán, preferiblemente en tonos oscuros, entallados en la cintura, con falda amplia y soportada por enaguas de holán. Su calzado eran botines, usualmente en cordován y algunas veces hechos del mismo material que el traje.
En el hombre el traje no era menos exigente, pues generalmente también era importado, en paños, linos y otras telas. Los pantalones eran de manga derecha con pretina y prenses, chaqueta estilo clásico, chaleco, camisa elegante de cuello inglés, botines de cuero o soche y sombrero.

Figuras
Toriao, paseo, valseo, cuñar, coqueteo, vueltas de la mujer, cintura rematando con giro, levantado de pie.

Bambuco
Es, sin duda alguna, la máxima expresión del folclor andino colombiano. Son muy variadas las versiones en cuanto a su origen, siendo quizás la más generalizada la de su origen africano, sostenida inicialmente por el escritor Jorge Isaacs en su libro "La María" y luego compartida por un importante número de investigadores, folclorólogos e historiadores sobre la música colombiana. Tal versión dice que el nombre de "bambuco" fue tomado de la palabra "bambuk", nombre de un río de la región occidental africana, donde se bailaba un ritmo similar, pero de ninguna manera coincidente con el baile del bambuco colombiano que todos hemos conocido. Para otros investigadores su origen es chibcha y para otros es español.
Y es desde Colombia que llega el bambuco a Centro América, las Antillas y México, debido principalmente a las giras de Pelón Santamarta por esas tierras con su dueto "Pelón y Marín".
Pereira, "la capital mundial del bambuco", realiza anualmente su "Festival Nacional del Bambuco" en homenaje al poeta de esa tierra, Luís Carlos González, quien es considerado como el más importante autor de poemas folclóricos que con música de los más destacados compositores colombianos se han vuelto bambucos.
Coreografía:
La invitación, en la cual el hombre invita a bailar a la mujer.
Los ochos, los bailarines se entrecruzan describiendo la figura del ocho.
Los codos, los danzantes con las manos en la cintura danzan en círculo, tocándose los codos, unas veces los derechos y después de girar sobre si, los izquierdos.
Los coqueteos, simulacro del beso.
La perseguida, la mujer huye describiendo un círculo, en paso de rutina volviendo el rostro al lado y hacia atrás.
El pañuelo, la mujer entra a perseguir al hombre que hace el simulacro de burla con el pañuelo.
La arrodillada, la mujer danza alrededor del hombre.
El abrazo, con el cual termina la danza.

Vestuario: el hombre usa pantalón de manta o dril, arremangado desigualmente en las pantorrillas, camisa bordada en la pechera, de color vivo, pañuelo raboegallo al cuello, sombrero blanco aguadero, carriel, mulera y machete.
La mujer lleva también sombrero aguadero pequeño, adornado, blusa de media manga bordada, falda adornada con franjas horizontales de colores contrastados.

Guabina
Es otra de las danzas y cantos típicos del folclor musical andino, muy extendida en los departamentos de Santander, Boyacá, Tolima, Huila y antiguamente Antioquia. En cada uno de estos departamentos la guabina adquiere una melodía especial, aún cuando el ritmo es común en todas ellas.
Es un aire folclórico con ascendencia europea y con adaptaciones regionales muy sugerentes. La guabina tiene relación con algunos tipos de danzas españolas transculturales y adaptadas en forma sencilla por las gentes de Nueva Granada. Se sabe que en el siglo XIX se presenta como un baile populachero de baja calaña, muy perseguido por el clero antioqueño y por la llamada “gente decente”. Como era un baile de pareja cogida, especial en los bailes de garrote de la montaña, era censurado y a la vez muy popular.
Figuras: la salida, los careos, el caminito, los coqueteos, el escobillado, los aguacateos, el pañuelo, el abrazo y la vuelta.
Vestuario: se usa el traje típico paisa. El hombre con sombrero de palma, pañuelo raboegallo amarrado a la cabeza bajo el sombrero, ruana estrecha y larga, de color oscuro y con forro de bayeta amarilla; camisa de liencillo, suelta y sin almidón; pantalón de lienzo o algodón; carriel al hombro y machete al cinto. Las mujeres del pueblo se cubrían la cabeza, la nuca y la espalda con monteras de paño o de bayeta; los cabellos recogidos en una sola trenza colgante; mantilla de estameña; falta negra sostenida por cordón de lana de color chumbre; gargantilla, pulsera y anillos; los pies descalzos
Torbellino

Es el arte musical folclórico más importante de Boyacá; se manifiesta como la tonada de los promeseros, en las romerías del departamento, en los bailes de casorios, en las fiestas patronales, y en los demás momentos festivos de los pueblos boyacenses. Es la tonada con la cual nuestros campesinos expresan en sus coplas toda la sencillez de sus reacciones ante el amor, la desilusión, el sentimiento religioso y el paisaje variado del altiplano boyacense.

El origen de éste se relaciona con El Galerón, una de las danzas españolas más antiguas que se trasladaron de España a nuestros territorios: en el siglo XVIII ya aparece éste como un baile popular en el Nuevo Reino de Granada.

Como la expresión torbellino, el baile asemeja movimiento acelerado y agitado, o puede decirse también como algo en movimiento. En las descripciones del siglo XIX aparece bailado por la mujer con vueltas muy menudas, como si fuera un trompo en remolino, alrededor del hombre que baila zapateado. El movimiento de la mujer debe ser mas rápido; en la danza se aprecia en forma suave por la elegancia que debe llevar en los pies y en el tronco.

En general, éste es un baile suelto que se baila entre dos personas.

Nace de un sentir campesino y un sentir netamente colombiano enriquecido por matrices rítmicas de otras músicas.
Todo lo que se dice del origen de estas músicas se basa en supuestos de musicólogos e investigadores lo único cierto es que tienen una identidad y eso es algo que no se puede cambiar.

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